Colección: Ónix

El ónix, una forma de calcedonia, se caracteriza por sus capas con bandas paralelas, que contrastan en color. El ónix, que normalmente se encuentra en negro, también presenta bandas en blanco, marrón y rojo. La variante negra es quizás la más famosa y genera asociaciones con profundidad, misterio y fuerza.

Profundamente arraigado en el ámbito metafísico, el ónix es venerado como una piedra de protección. Se cree que repele la energía negativa, protege contra ataques psíquicos y alivia los sentimientos de ansiedad y miedo. Muchos lo consideran un poderoso aliado durante períodos difíciles, ya que brinda la fuerza para soportar las dificultades y fomenta la resiliencia y la autodisciplina.

Onyx también es reconocido por sus propiedades de conexión a tierra. Se dice que ancla energías erráticas, alineándolas con fuerzas más estables. De esta manera, el ónix ayuda a mantener el equilibrio mental y emocional, ayudando a su portador a tomar decisiones lúcidas y mantener la concentración.

Más allá de estos beneficios, el ónix se utiliza a menudo para trabajar los sueños. Se cree que proporciona información valiosa sobre el subconsciente, lo que permite una mayor autocomprensión.

En términos de su formación, el ónix se crea cuando los depósitos de sílice se acumulan en cavidades dentro de la lava. Las capas se forman a lo largo de miles, si no millones, de años, produciendo las bandas características de la piedra. Cada pieza de ónix es, por tanto, un pequeño testimonio del inquebrantable paso del tiempo geológico.

Con su rica historia y apariencia llamativa, el ónix proporciona una mezcla intrigante de atractivo visual y resonancia metafísica, lo que la convierte en una piedra muy buscada para su uso en joyería, decoración y práctica espiritual.