Tipos de Inteligencia:
De las Inteligencias Múltiples a la Competencia Emocional y Social
Durante siglos, la destreza intelectual se equiparaba a menudo con la capacidad de resolver problemas lógicos o sobresalir en pruebas académicas. Sin embargo, la mente humana exhibe mucha más variedad de la que capturan estas métricas convencionales. Ya sea un bailarín que transmite historias a través del movimiento, un jardinero que se comunica con la naturaleza, o un consejero experto en leer emociones no expresadas, el concepto de “inteligencia” parece trascender los talentos meramente lógicos o lingüísticos. En las últimas décadas, el auge de las teorías de inteligencias múltiples y el reconocimiento de aptitudes emocionales y sociales han ampliado nuestra comprensión de lo que significa ser “inteligente”. Este artículo ofrece una exploración completa de estas concepciones más amplias, con el objetivo de ilustrar la riqueza de la inteligencia humana y cómo fomentarla en sus muchas formas puede transformar el crecimiento individual, la educación y la sociedad.
Tabla de Contenidos
- Introducción: Visiones Evolutivas de la Inteligencia
- Antecedentes Históricos y Conceptuales
- Inteligencias Múltiples (MI)
- Inteligencia Emocional (EQ)
- Inteligencia social (SQ)
- Integrándolo todo: Modelos integrados
- Aplicaciones en el mundo real
- Conclusión
1. Introducción: Visiones evolutivas de la inteligencia
Históricamente, la inteligencia se definía a menudo en términos estrechos: la capacidad de razonar abstractamente, resolver acertijos verbales o espaciales, o lograr altas puntuaciones en pruebas estandarizadas. Este enfoque “centrado en el CI” dominó gran parte del siglo XX, influyendo en cómo las escuelas agrupaban a los estudiantes, cómo las empresas contrataban empleados y cómo la sociedad interpretaba el “genio”.1 Sin embargo, excepciones evidentes revelaron las limitaciones de una visión unidimensional. ¿Cómo podrían los marcos conceptuales detrás de las pruebas de CI explicar la creatividad asombrosa de Picasso, la empatía de la Madre Teresa o el brillo estratégico de alguien como Simone Biles en gimnasia? A medida que se acumulaban ejemplos del mundo real, psicólogos, educadores y neurocientíficos comenzaron a plantear preguntas difíciles: ¿Podría haber múltiples formas de inteligencia, cada una apoyando diferentes talentos o aptitudes? ¿Podría la destreza emocional o la perspicacia social ser también un tipo de “inteligencia”?
En respuesta, surgieron teorías de inteligencias múltiples (MI), culminando en el influyente marco de Howard Gardner que destacó ocho (eventualmente nueve) dominios cognitivos relativamente independientes, desde habilidades lingüísticas y lógicas hasta fortalezas musicales e interpersonales. Líneas paralelas de investigación condujeron a la formalización de la inteligencia emocional (EQ) y la inteligencia social (SQ) como conjuntos de habilidades distintos. Hoy en día, hemos superado ampliamente la idea de que la inteligencia equivale solo a “inteligencia académica”. En cambio, reconocemos que los talentos cognitivos pueden manifestarse de maneras profundamente diversas, cada una valiosa en contextos de vida únicos.
2. Antecedentes históricos y conceptuales
2.1 Teorías tempranas: Spearman, Thurstone, Cattell–Horn–Carroll
Antes de que las inteligencias múltiples y la inteligencia emocional redefinieran nuestro pensamiento, la visión dominante se consolidó en torno a la investigación psicométrica temprana. Charles Spearman, un psicólogo británico que trabajaba a principios de 1900, describió famosamente un “g‑factor”, una única capacidad mental general subyacente al rendimiento en muchas tareas cognitivas.2 Spearman observó que los individuos que obtenían buenos resultados en, por ejemplo, pruebas de vocabulario, también tendían a hacerlo bien en rompecabezas espaciales o razonamiento numérico. Propuso que estas intercorrelaciones surgían de una fuente única de energía mental general.
La teoría de Spearman impulsó refinamientos y debates. Louis Thurstone identificó varias “habilidades mentales primarias” (incluyendo comprensión verbal, fluidez verbal, facilidad numérica, visualización espacial, memoria, razonamiento y velocidad perceptual), sugiriendo una estructura más pluralista, aunque aún medida por pruebas estandarizadas.3 Más tarde, el modelo Cattell–Horn–Carroll (CHC) dividió la “inteligencia” en dominios fluido (resolución de problemas en contextos novedosos) y cristalizado (conocimiento y experiencia acumulados), además de una serie de habilidades más específicas que se extendían desde estos factores principales.4
Todos estos modelos compartían una suposición: la inteligencia, sin importar cómo se categorizara, consistía principalmente en aptitudes cognitivas—pensamiento analítico, memoria, reconocimiento de patrones—evaluadas bajo condiciones controladas. Pocos cuestionaban si la empatía emocional o la coordinación corporal podrían formar parte de la mezcla. Eso vendría después.
2.2 Más allá del CI: el cambio hacia modelos pluralistas
El impulso para nuevas perspectivas vino de estudios de caso, hallazgos transculturales y experimentos educativos. Los investigadores notaron prodigios infantiles que eran brillantes en un solo ámbito pero promedio o por debajo del promedio en otros; asimismo, pacientes neurológicos podían sufrir daño en una función cognitiva (como el lenguaje) mientras sobresalían en otra (como el razonamiento visual-espacial).5 Los antropólogos descubrieron que diferentes culturas valoraban habilidades de resolución de problemas distintas; por ejemplo, los grupos que habitan la selva tropical podrían enfatizar el conocimiento de navegación o ecológico que las pruebas estándar de CI simplemente nunca abordaban.
A finales del siglo XX, se preparó el terreno para marcos alternativos: entran en escena las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner y, no mucho después, el concepto de Inteligencia Emocional de Peter Salovey y John Mayer (popularizado aún más por Daniel Goleman).6 Estos modelos más recientes miraron más allá de las tareas analíticas o basadas en la memoria, destacando formas personales, sociales, creativas y físicas de competencia intelectual.
3. Inteligencias múltiples (IM)
En 1983, el psicólogo de Harvard Howard Gardner publicó Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences, desafiando el enfoque de lente única. Su argumento central: la mente humana comprende facultades semi-independientes, cada una con historias evolutivas únicas, progresiones de desarrollo y correlatos cerebrales.7 En lugar de una inteligencia con muchas ramas, Gardner describió múltiples inteligencias que operan en paralelo. Inicialmente identificó siete, luego añadió una octava y finalmente propuso una novena forma “existencial” como posibilidad.
3.1 Las ocho inteligencias centrales de Gardner
Inteligencia lingüística
Lo que implica: uso hábil de las palabras, ya sea habladas o escritas; la capacidad de crear discursos, poesía o narrativas convincentes, y de aprender idiomas extranjeros con relativa facilidad.
Ejemplos: Autores, periodistas, oradores públicos, lingüistas.
Correlatos cerebrales: redes del lenguaje que involucran las áreas de Broca y Wernicke, así como circuitos de procesamiento semántico de amplio alcance en los lóbulos temporal y frontal.8
Inteligencia lógico-matemática
Lo que implica: razonamiento, reconocimiento de patrones, pensamiento deductivo y la capacidad para manipular números o principios lógicos eficazmente.
Ejemplos: Científicos, matemáticos, programadores, maestros de ajedrez.
Correlatos cerebrales: redes en los lóbulos parietales (particularmente el surco intraparietal) y corteza frontal que apoyan el cálculo y el razonamiento abstracto.9
Inteligencia espacial
Lo que implica: la habilidad para formar imágenes mentales, visualizar transformaciones, navegar entornos e interpretar diagramas o diseños complejos.
Ejemplos: Arquitectos, cartógrafos, pintores, escultores, pilotos profesionales o navegantes.
Correlatos cerebrales: regiones parietal-occipitales en la vía visual dorsal, así como "células de lugar" hipocampales para la navegación.10
Inteligencia musical
Lo que implica: la capacidad para discernir el tono, timbre, ritmo y los aspectos emotivos de la música, junto con la habilidad para crear o interpretar música.
Ejemplos: Compositores, instrumentistas virtuosos, directores de orquesta, productores musicales.
Correlatos cerebrales: cortezas auditivas primaria y secundaria, el planum temporale, el área de Broca para el procesamiento de la sintaxis musical y áreas motoras bilaterales para la ejecución.11
Inteligencia corporal‑cinestésica
Lo que implica: control experto de los movimientos corporales, sincronización, agilidad y la capacidad para manejar herramientas o instrumentos con destreza.
Ejemplos: Deportistas profesionales, bailarines, cirujanos, artesanos.
Correlatos cerebrales: corteza motora primaria, cerebelo (para la sincronización y coordinación precisas), ganglios basales y redes de integración sensoriomotora.12
Inteligencia interpersonal
Lo que implica: sensibilidad a los estados de ánimo, motivaciones e intenciones de otras personas; la capacidad para establecer empatía, mediar conflictos, liderar equipos y colaborar eficazmente.
Ejemplos: Maestros, consejeros, terapeutas, líderes políticos.
Correlatos Cerebrales: sistemas de neuronas espejo en regiones frontales inferiores y parietales, corteza prefrontal medial para la teoría de la mente, y la unión temporoparietal para entender las perspectivas de otros.13
Inteligencia Intrapersonal
En Qué Consiste: autoconciencia, regulación emocional y la capacidad de reflexionar sobre los propios pensamientos, motivaciones y deseos para guiar el comportamiento o la toma de decisiones.
Ejemplos: Filósofos, psicólogos, líderes espirituales, personas que escriben diarios y individuos con una profunda percepción.
Correlatos Cerebrales: red de modo predeterminado, corteza cingulada anterior para la auto-monitorización, además de varias estructuras límbicas que rastrean estados internos.14
Inteligencia Naturalista
En Qué Consiste: sintonía con los patrones, ritmos y clasificaciones en el mundo natural—plantas, animales, geología y sistemas ecológicos.
Ejemplos: Botánicos, zoólogos, científicos ambientales, fotógrafos de naturaleza.
Correlatos Cerebrales: involucra parcialmente áreas de la vía visual ventral para el reconocimiento de objetos (p. ej., giro fusiforme) y redes para la categorización conceptual, aunque la evidencia es más difusa.15
3.2 Existencial y Otros Candidatos
En un momento, Gardner consideró añadir una novena, inteligencia existencial, centrada en preguntas filosóficas, espirituales o cosmológicas sobre la existencia. También insinuó posibilidades como la inteligencia moral pero se negó a incorporarlas completamente sin evidencia neuropsicológica más sólida.7 Investigadores y educadores siguen divididos sobre si el razonamiento existencial o moral es lo suficientemente distinto de las ocho inteligencias reconocidas—o si es una ramificación de los dominios intrapersonal, lingüístico o interpersonal.
3.3 Aplicaciones y Críticas
Impacto en la Educación: La teoría MI de Gardner inspiró a los docentes a diversificar los planes de lecciones, adoptando métodos que involucren fortalezas musicales, kinestésicas, espaciales o interpersonales para animar el currículo. El aprendizaje basado en proyectos y portafolios, antes marginal, ganó terreno.16
Críticas Comunes: Los críticos argumentan que MI carece de herramientas de medición robustas (a diferencia del CI estandarizado), y el análisis factorial a menudo agrupa algunas “inteligencias” de nuevo en dominios más amplios correlacionados con g. Otros sugieren que MI es más una metáfora educativa útil que un constructo psicométrico estricto.17 No obstante, los defensores de MI sostienen que un enfoque de múltiples lentes fomenta una educación inclusiva y celebra la gama ecléctica de talentos humanos.
4. Inteligencia Emocional (EQ)
Mientras que las inteligencias interpersonal e intrapersonal de Gardner abordan algunos aspectos emocionales y sociales, la formalización de la inteligencia emocional (EI o EQ) tomó un camino más directo, enfocándose explícitamente en cómo los individuos perciben, entienden, usan y gestionan las emociones—tanto propias como ajenas. El artículo de Salovey y Mayer de 1990 es ampliamente reconocido como el trabajo académico seminal, pero fue el bestseller de Daniel Goleman de 1995 Emotional Intelligence el que catapultó el EQ a la conciencia general.18
4.1 Orígenes y Modelos Principales
Modelo de Habilidades de Salovey y Mayer: conceptualiza el EQ como un conjunto de habilidades mentales, desde percibir con precisión las emociones en rostros/voces hasta entender las causas y consecuencias emocionales, y regular las respuestas emocionales en uno mismo y en otros.19
Modelo Mixto de Goleman: combina estas habilidades con rasgos de personalidad más amplios como la motivación, la persistencia y el optimismo. Aunque es popular, enfrenta críticas por confundir las “habilidades” emocionales con disposiciones o carácter general.
Modelo de EI por Rasgos (Petrides): considera la inteligencia emocional como la eficacia emocional autopercibida, medida mediante cuestionarios que evalúan la conciencia y regulación emocional desde la perspectiva del individuo.
4.2 Componentes y Habilidades Clave
- Percepción Emocional: Capacidad para descifrar expresiones faciales, lenguaje corporal, tonalidad vocal.
- Integración/Uso de la Emoción: Aprovechar estados emocionales (como la curiosidad o la ansiedad leve) para facilitar el razonamiento o la creatividad.
- Comprensión Emocional: Diferenciar emociones complejas, entender cómo una puede conducir a otra (por ejemplo, la frustración que se convierte en resentimiento).
- Regulación Emocional: Manejar los sentimientos adecuadamente—calmarse a uno mismo, desactivar la ira de otros, expresar los sentimientos de manera constructiva.
Estas cuatro ramas proporcionan una lente sistemática para estudiar los procesos emocionales y su papel en la cognición y el comportamiento.
4.3 Impacto en la Vida Personal y Profesional
Salud Mental: Un EQ alto se correlaciona con tasas más bajas de depresión y ansiedad, posiblemente porque la autoconciencia y la autorregulación protegen contra el estrés crónico.20
Liderazgo y Equipos: En contextos corporativos, los líderes que obtienen puntuaciones más altas en medidas de EQ suelen destacar en la resolución de conflictos, la formación de equipos y la motivación de los empleados. Las investigaciones sugieren que, aunque el IQ es necesario para algunas demandas laborales, el EQ puede ser un predictor más fuerte del éxito gerencial.21
Relaciones: La inteligencia emocional fomenta la empatía, la compasión y una mejor comunicación—ingredientes clave en amistades saludables, matrimonios y relaciones familiares. La autoconciencia también permite establecer límites más saludables y una expresión emocional adecuada.
5. Inteligencia Social (SQ)
Aunque la inteligencia “interpersonal” de Gardner y el “manejo de las emociones de otros” del EQ cubren territorios superpuestos, la inteligencia social (SQ) se presenta como un concepto relacionado pero distinto. Se centra en la capacidad para navegar entornos sociales complejos, entender las dinámicas grupales y responder efectivamente a una amplia gama de señales interpersonales.
5.1 Definiendo la Inteligencia Social
El término “inteligencia social” fue acuñado por el psicólogo Edward Thorndike en 1920, mucho antes de la teoría MI de Gardner o las publicaciones sobre EQ de Salovey y Mayer.22 Thorndike lo describió simplemente como “la habilidad para entender y manejar a hombres [people] y mujeres, niños y niñas—para actuar sabiamente en las relaciones humanas.” Investigadores posteriores refinaron el concepto para abarcar empatía, juicio social, persuasión, diplomacia y liderazgo grupal.
5.2 Neurociencia y Perspectivas Transculturales
Estudios de teoría de la mente (ToM)—la capacidad de inferir los pensamientos, creencias o intenciones de otros—señalan una red de regiones cerebrales: corteza prefrontal dorsomedial, unión temporoparietal y surco temporal superior. Esto se alinea con la noción más amplia de que el SQ requiere representar múltiples estados internos (yo, otro y grupo).23 La psicología transcultural añade matices: los comportamientos específicos considerados socialmente “inteligentes” varían según la región (por ejemplo, la franqueza vs. la indirecta, la deferencia a la autoridad, las normas de género). Sin embargo, la capacidad subyacente para reconocer normas culturales y adaptarse efectivamente puede considerarse parte de la inteligencia social o incluso de la “inteligencia cultural (CQ).”
5.3 Desarrollo y Medición del SQ
Trayectorias del Desarrollo: La inteligencia social comienza en la infancia, con la atención conjunta, el reconocimiento facial y los bloques básicos del apego. A medida que los niños crecen, desarrollan habilidades más matizadas para la resolución de conflictos, estrategias de negociación con pares y razonamiento moral.
Herramientas de Medición: Algunas medidas estandarizadas, como la prueba Reading-the-Mind-in-the-Eyes (que evalúa qué tan bien se puede interpretar el estado mental de otra persona a partir de una foto de sus ojos), intentan captar componentes clave de la cognición social. La psicología organizacional también utiliza retroalimentación multirater (como las “evaluaciones 360”) para medir qué tan efectivamente alguien navega las dinámicas grupales. Sin embargo, no existe una “prueba de SQ” única y universalmente aceptada similar al IQ o a ciertas ramas del EQ.
6. Tejiéndolo todo: Modelos integrados
El desempeño en el mundo real—ya sea en la academia, los negocios, los deportes o las artes—rara vez depende de un solo tipo de inteligencia. Un ejecutivo podría necesitar destreza lógico-matemática para la estrategia, habilidad interpersonal para motivar equipos y regulación emocional para manejar el estrés. Un maestro aprovecha la inteligencia lingüística y social para comunicarse eficazmente y empatizar con estudiantes diversos, mientras que la conciencia intrapersonal le ayuda a reflexionar y mejorar sus métodos de enseñanza.
Algunos han intentado crear marcos más amplios que incorporen inteligencias múltiples, EQ y SQ. Por ejemplo, la Teoría Triárquica de la inteligencia de Robert Sternberg destaca componentes analíticos, creativos y prácticos—un intento de unificar formas académicas, inventivas y sociales/burocráticas de competencia.24 Mientras tanto, el modelo Cattell–Horn–Carroll, aunque aún anclado en la psicometría, incluye cada vez más factores como el “conocimiento específico del dominio” que rozan los bordes de las propuestas de Gardner. En la práctica, cada enfoque reconoce que la inteligencia es multifacética y dependiente del contexto.
7. Aplicaciones en el mundo real
7.1 Entornos educativos
Diseño curricular: Integrar la teoría MI puede significar lecciones más variadas: una unidad de biología que incorpore canciones sobre procesos celulares (musical), “dramas” kinestésicos de mitosis (corporal-kinestésico), recolección y análisis de datos (lógico-matemático), y diarios reflexivos sobre el proceso de aprendizaje de los estudiantes (intrapersonal).
Aprendizaje personalizado: Los maestros pueden observar en qué inteligencias un estudiante muestra fortalezas—ya sea un fuerte sentido visual-espacial, un don para la escritura creativa o alta empatía interpersonal—y adaptar actividades que refuercen tanto las fortalezas existentes como los dominios más débiles.
SEL (Aprendizaje Socioemocional): Los programas escolares que entrenan la empatía, la atención plena y la resolución de conflictos apuntan directamente al desarrollo del EQ y SQ. Los estudios muestran que las intervenciones SEL pueden mejorar no solo el clima del aula sino también los resultados académicos.25
7.2 Liderazgo en el lugar de trabajo y organizacional
Contratación y composición del equipo: Reconocer las inteligencias múltiples ayuda a los gerentes a formar equipos que equilibren la resolución lógica de problemas con la creatividad, la sinergia interpersonal, y demás. Si una empresa nota que la mayoría de los empleados son fuertes en análisis pero débiles en comunicación, podría contratar o capacitar a personas que sobresalgan en inteligencia lingüística o interpersonal.
Estilos de Liderazgo y Gestión: Las inteligencias emocional y social son cruciales para el liderazgo de alto nivel. Las investigaciones indican que, si bien el IQ importa para ciertos roles técnicos, una vez que se entra en la gestión, la capacidad de inspirar confianza, manejar conflictos con diplomacia y adaptarse a la psicología grupal suele ser el factor decisivo en el desempeño.26
Capacitación Corporativa: Las empresas ofrecen cada vez más talleres para desarrollar el EQ, enfocándose en la autoconciencia, la escucha activa, la empatía y la resiliencia. Algunas incluso integran simulaciones avanzadas de VR o juegos de rol para fortalecer las facultades interpersonales e intrapersonales de los empleados.
7.3 Crecimiento Personal y Bienestar
Autoconocimiento: Identificar las inteligencias predominantes de uno puede guiar las elecciones de carrera o pasatiempos. Alguien con alta inteligencia corporal-cinestésica podría encontrar más satisfacción en trabajos activos (entrenamiento físico, fisioterapia, deportes) que en roles puramente de escritorio.
Salud Mental: La inteligencia emocional fomenta mecanismos de afrontamiento adaptativos (como replantear pensamientos negativos), mientras que la inteligencia social ayuda a construir redes de apoyo. Ambas son factores protectores contra el aislamiento y el estrés crónico.
Aprendizaje Permanente: Las inteligencias múltiples y las aptitudes emocionales/sociales no son fijas al nacer. Los adultos aún pueden ampliar sus horizontes, adquiriendo nuevas habilidades o adoptando ejercicios de atención plena y empatía para enriquecer el EQ, o realizando voluntariados en roles que desarrollen el liderazgo y la dinámica grupal para mejorar el SQ.
8. Conclusión
La inteligencia, antes reducida a puntajes de pruebas y tareas abstractas de razonamiento, ha experimentado un renacimiento transformador. Modelos como las Inteligencias Múltiples de Gardner destacan el tapiz de fortalezas cognitivas que van desde el dominio lingüístico hasta la virtuosidad musical, desde la destreza corporal hasta la introspección profunda. Simultáneamente, la inteligencia emocional replantea cómo manejamos nuestras propias emociones y nos relacionamos con las de los demás, mientras que la inteligencia social captura las dinámicas matizadas y siempre cambiantes de la interacción humana en grupos.
Aunque aún están sujetas a debate e investigación continua, estas perspectivas más amplias y pluralistas han dinamizado la educación, remodelado los paradigmas del liderazgo corporativo y ofrecido a las personas nuevas vías para el crecimiento personal. No todos necesitan dominar todas las formas de inteligencia, pero al reconocer su variedad y significado, nos damos la oportunidad de elevar nuestro bienestar y productividad colectivos. En una era que exige resolución creativa de problemas, colaboración y empatía, explorar las múltiples facetas de la inteligencia puede no solo ser esclarecedor sino necesario para prosperar en nuestro mundo complejo e interconectado.
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Descargo de responsabilidad: Este artículo es solo para fines informativos y no constituye asesoramiento psicológico o médico profesional. Las personas con preocupaciones específicas deben consultar a profesionales calificados en salud mental o educación.
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